Crítica de Terrifier (Damien Leone, 2016)

febrero 26, 2023 por Roberto García-Ochoa Peces

Este fin de semana ha llegado a la cartelera española Terrifier 2, segundo filme dirigido por Damien Leone (de los, hasta el momento, tres planificados) que se dedica a retratar las exacerbadas tropelías protagonizadas por «Art the Clown», un payaso que traslada su gesto hosco al terreno de la acción criminal más espantosamente imaginable. Con este motivo, analizamos la original, Terrifier, slasher de presupuesto inexistente, espíritu desinhibido y franca ascendencia gore, aprovechando para dar un repaso a la historia de esta figura, ya icónica, del cine de terror, que nace de los primeros cortometrajes dirigidos por el joven cineasta, The 9th Circle (2009) y la homónima Terrifier (2011) . Próximamente daremos cuenta de la segunda entrega.

 
Póster de Terrifier, dirigida por Damien Leone

País: EE.UU.
Año: 2016
Estreno: 15-10-2016 (Telluride Horror Show Film Festival)
Duración: 95 min.
Director: Damien Leone
Guion: Damien Leone
Fotografía: George Steuber
Música: Paul Wiley
Intérpretes: David Howard Thornton, Jenna Kanell, Samantha Scaffidi, Catherine Corcoran
Género: Terror, slasher
Productora: Dark Age Cinema


 

Porción libre de gore underground

Con un presupuesto estimado de apenas treinta y cinco mil dólares, pero un descaro y mala leche desaforados, Terrifier se ha convertido en un pequeño film de culto, que tiene visos de crear una franquicia de terror con dividendos económicos inversamente proporcionales al coste de sus sangrantes costuras. La forja del conocido como “Art the Clown”, un payaso de escalofriante caracterización, maquillado y vestido en bicolor blanco-negro y que se dedica a realizar, durante la noche de Halloween, las tropelías más escabrosas y escalofriantes que puedan concebirse, comenzó en el cortometraje The 9th Circle (2009), primera obra de su creador, el estadounidense Damien Leone, que lo retomaría en su segundo trabajo de corta duración, ya bajo el título que lo ha dado a conocer entre el público aficionado al cine de terror extremo, Terrifier (2011).

Imagen de Terrifier con Catherine Corcoran y Art, dirigida por Damien Leone

Tuvieron que pasar dos años más hasta que lo presentase en su primer larga duración, La víspera de Halloween (All Hallow’s Eve, 2013), donde, precisamente, el director muestra sus dos primeras creaciones en sendos episodios incluidos en una vieja cinta de VHS que visiona una niñera la noche del 31 de diciembre, y en la que aparecen las tropelías de cierto payaso que pronto se hará de carne y hueso… Son cuestiones y texturas que Leone extiende en la que nos ocupa, que se abre con un viejo televisor proyectando una entrevista a una mujer con el rostro terriblemente desfigurado, fruto del virulento ataque que sufrió en el pasado por esta figura que genera puro terror a su alrededor, quien justamente pronto se revela como espectador único de esas imágenes emitidas y, por supuesto, pronto reventadas con una patada despreciadora, antes de embarcarse en su rutinario ritual de conversión en matarife: enfundado de guantes (blancos, para que la hemoglobina resultado de su acción resalte), maquillaje negro en su mitad (no hay salvación ni escapatoria posible a la demencia de sus actos), y minuciosa elección de armas a portar en la jornada…

No conviene, sin embargo, confundir al lector que aún no se haya plegado al hype engendrado por Art. Terrifier es una cinta de serie B que, además, se enorgullece de serlo: el joven cineasta ha crecido hasta el punto de que su secuela, Terrifier 2 (2022), que multiplica el presupuesto pero se concibe y nace, igualmente, de territorio underground, ha pasado desapercibida para los estudios y, por tanto, para la MPAA (la agencia de calificación norteamericana), llegando a los cines sin previo aviso, multiplicando de forma paulatina su exhibición y recaudando barbaridades a colación -más de dos millones de dólares solo en su tercer fin de semana en salas al otro lado del charco, para un total de casi diez-. Todo ello a partir del infalible y tradicional método del boca-oreja, que, sarcásticamente, y pese a los publicitados avisos de mareos y vómitos en los cines, contradice las normas que dictan los sistemas del algoritmo imperantes hoy día no solo en lo que a la programación cultural se refiere, sino en todo cuanto rodea a nuestro modo de vida y subsistencia diaria.

Una violenta instantánea protagonizada por Art en Terrifier, dirigida por Damien Leone

Esta honestidad en el gesto se traslada, claro está, a las imágenes de este primer film, hoscas, precipitadas en su exhibición y de escaso desarrollo narrativo, pero efectivas en su meta de espantar (en sentido literal) al que las visiona, desnudo ante una inesperada ración de gore sin medias tintas, mostrada en primer plano y radicada en unos efectos de maquillaje extraordinariamente logrados teniendo en cuenta lo raquítico de su tesorería, esto es, merced al noble esfuerzo de los implicados en la producción. Por lo demás, casi es de agradecer esa sencillez e inmediatez en el trazo, también en lo relativo a una trama que avanza a golpe de aparición y machetazo funestos, explícita por doquier en su asunción de slasher exacerbado y que, no obstante, depara alguna sorpresa hacia el final, quizá sirviendo como respuesta a alguna de las pocas preguntas que pueda plantearse el espectador respecto a la desmedida fortaleza física y tesón exterminador de este virulento maníaco, así como a la estructura temporal del relato, inteligente por predispuesta a su prolongación, manifestando, de paso, una idea en torno a la natural multiplicación y cualidad inexpugnable del mal.

Empero, y considerada su figura protagónica como parte de un conjunto en plena vigencia y apogeo, transcurrida más de una década desde su concepción, el principal mérito de Leone radica en la creación de un personaje que se antoja icónico, capaz de acongojar tan solo con su presencia en el plano e intimidar a raíz, exclusivamente, de su gestualidad (conviene señalar que no tiene una sola línea de diálogo), y que puede emparentarse con Pennywise, si nos ceñimos al marco del terror bufonesco, pero cuya permanencia y fidelidad entre el público aficionado al terror bien puede hacerse extensible a la de Freddy Krueger, Chucky o Leatherface, sin que nos tiemble el dedo en la cita. Solo que con la ostensible diferencia de la ausencia de un gran estudio o marco de producción previamente fijado y/o calculado. Sin duda, un fenómeno fuera de toda duda, digno de estudio por la distribución no reglada de un contenido inmisericorde y brutal. Acudan a alguna de las más de ciento cincuenta salas españolas que programan la segunda parte… bajo su propia responsabilidad.

Una imagen de Art the Clown en Terrifier, dirigida por Damien Leone

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