Crítica y fotografías de Revenge, en Blu-ray steelbook por A Contracorriente

La cineasta de origen francés Coralie Fargeat anda estos días revolucionando al fandom cinéfilo -también al cinéfago- en España, a raíz del huracán provocado por el estreno de su última obra, La sustancia, primero en el festival de San Sebastián y, apenas hace unos días, a su paso por el festival de Sitges, donde ha recibido críticas muy positivas de manera bastante unánime. El que escribe estas líneas se muestra un tanto más escéptico al respecto, tal y como apunté en las notas escritas a vuelapluma tras su proyección en el Auditori, dentro del marco de este último; palabras que tendrán una reflexión más sosegada en los próximos días, cuando publique una reseña completa de la película. Entretanto, cabe detenerse en Revenge, título con el que debutase en 2017 y al que dedicamos las siguientes líneas mientras enseñamos la bonita lata metálica con que el sello español A Contracorriente la publicase en su momento. Un filme que ya dejaba ver -y de manera mucho más sensata, que no reposada, pero sin necesidad de recurrir al aspaviento como medida primordial de expresión- la valía de esta corajuda nueva voz femenina que ha emergido en el seno del inagotable universo que supone el cine de género.

Revenge steelbook portada con hoja de características

Coralie Fargeat debutó en 2017 con el largometraje con Revenge, una sobresaliente vuelta de tuerca al manido género del «Rape and revenge«, ya se sabe: el relato que sigue la pormenorizada y despiadada ejecución de la venganza por parte de un personaje femenino que previamente ha sido violado por un grupo de hombres. Puede atribuirse el nacimiento de este subgénero a Ingmar Bergman, a través de su cinta El manantial de la doncella (1960), si bien su deriva hacia un espíritu underground, mezcla de cualidades descarnadas y manifiestamente exploit, lo alinean con mayor propiedad junto al debut de Wes Craven en La última casa a la izquierda (1972), la sueca Thriller. A Cruel Picture (1973), o La violencia del sexo (Meir Zarchi, 1978), sin olvidar Perros de paja (1971), del maestro Sam Peckinpah, en un primer coqueteo en el seno de la industria Hollywood.

La directora parisina es plenamente consciente de todas ellas (como lo es de la interminable lista de referencias que maneja aglutina en su último filme, que repasaremos en tan solo unos días), pero se sirve de las mismas para exclamar una voz propia y distintiva, seguramente presa de los tiempos que corren, lo cual no supone necesariamente algo negativo per se, sino al revés en esta ocasión. Su reiterada filmación y deleite en torno al cuerpo de la protagonista, encarnada por una despampanante Matilda Anna Ingrid Lutz, y de su trasero en particular, no es baladí, sino que responde al punto de vista fascinado por parte de los personajes masculinos que la rodean, que parecen mirarla como si de un objeto manipulable y, por qué no, perfectamente rompible se tratara; con ello, parece querer impeler también al espectador: ¿te gusta lo que ves? Pues espera y verás si no te revienta en la cara…

Pero este discurso en torno al iracundo, visceral y más que necesario empoderamiento progresivo de la mujer en el seno de una sociedad que tradicionalmente la ha relegado al sometimiento más absoluto (cuando no ultrajado por el mero hecho de serlo, tal y como se anuncia en cada nuevo telediario), se ilumina desde el ámbito formal con ingenio y no poca luminosidad, pese a todo.

Así, el trabajo de puesta en escena que realiza Fargeat se apoya en un escenario que exhibe la pompa que nace del principal personaje masculino, amante de aquella; lujo y alto diseño espacial ubicado en medio del desierto, es decir: un perfecto reflejo del arquetipo del cuerpo vacío, o la ausencia total de valores cubierta por el éxito económico-social, apoyado por la falta de conciencia crítica -cuando no de luces- de cuantos peleles te rodeen. Repleta de planos detalle que muestran lo peor de nuestra condición como seres humanos, y jugando con una paleta de colores primarios en extremo contrastada a través de la que dividir la pantalla y aumentar el realce de las posiciones enfrentadas de los personajes, Revenge horada con acelerada constancia el sentido de la espectacularidad para efectuar un agujero sobre la conciencia del espectador sin renunciar a la sangre y las vísceras, antes al contrario: la realizadora sabe que sin gore no hay victoria, y la ascensión de su Ave Fénix particular solo puede proclamarse a raíz del fuego rojizo.

En las siguientes fotografías pueden verse todos los detalles de esta bonita lata metálica que publicase hace unos años A Contracorriente, así como las características técnicas del disco Blu-ray que contiene (pincha en cualquiera de las imágenes para acceder a la galería):


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