Crónica de Sitges 2014. Sábado 11 de octubre
Deja un comentariooctubre 12, 2014 por Roberto García-Ochoa Peces
Terminó la 47 edición del festival de Sitges. Y las conclusiones son buenas. Si lo que viene a hacerse aquí es visionar un buen puñado de cintas y te vas con la impresión de que el nivel de éstas ha sido más que decente de modo global, entonces el sabor de boca al finalizar es agradable. Empero, si se tienen en consideración otros aspectos que aluden a la organización, las sensaciones no son tan positivas: los retrasos en el inicio de las proyecciones han sido mayores y más comunes; el cupo de entradas y trato general a la prensa de segunda clase sigue siendo muy mejorable; aunque lo más grave, sin duda, son los apagones: creo que no es de recibo que en un festival de esta categoría se produzcan hasta un total de cinco apagones, cuatro de ellos en el Auditori, sede principal del certamen; es algo que transmite muy mala imagen. Sin duda, hay alguien que no ha estado haciendo bien su trabajo.
Cuatro son los títulos con los que terminé el festival, empezando desde muy temprano, las 8 de la mañana. A esa hora ya estaban formadas las respectivas colas (prensa, público general, invitados…), lo que demuestra el entusiasmo por el cine de los asistentes a este festival; sin embargo no fue hasta las 8.10 que nos hicieron pasar, comenzando la película pasadas las 8.15. Hay que ganarse el respeto del público si se quiere seguir siendo referencia, el nombre nunca funciona (ni debe funcionar) por sí solo. Entre las proyecciones la mañana y la tarde tiene lugar la rueda de prensa donde se revela el palmarés del festival, que da como ganadora a la cinta I origins, de Mike Cahill; es una posibilidad que, entre tanta obra y por tanto elección, no veas la que a la postre resulta ganadora, en cualquier caso repararemos esta falta lo antes posible. Pero sigo estando muy orgulloso de mi elección de Zombeavers en ese hueco, tal y como comentaba en la crónica del pasado domingo.
Burying the Ex
Joe Dante ha sido una de las figuras homenajeadas este año, y de paso ha presentado su última realización, Burying the ex. Se trata de una divertidísima comedia de zombis donde se nos presenta la complicada relación de una joven pareja, que vienen a chocar por sus filias opuestas. Él, un apasionado del cine de terror clásico que inunda su habitación de pósters; ella, una ecologista de las de armas tomar que los sustituye por papeleras de reciclaje ancladas sobre la pared. La película funciona en este nivel de contraste, más aún cuando hace acto de presencia una segunda fémina en discordia, pero lo que termina por elevar a este título es su explícita cinefilia, que se cuela en la narración más allá de su función laudatoria para con el cine de género. En este sentido, contemplar las alusiones a cumbres como La noche de los muertos vivientes, las producciones de Val Lewton o el cine de Mario Bava supone toda una delicia lúdica para el espectador. No hay mejor manera de comenzar un fin de fiesta.
The sorcerer
Dentro del estupendo programa de recuperación de clásicos para la gran pantalla, Phenomena, dirigido por el realizador Nacho Cerdá, ayer se pasaron en Sitges The sorcerer, primero, y a continuación Gremlins. Yo asistí al primer pase, y lo cierto es que supone todo un lujo recuperar para la gran pantalla una cinta de esta categoría. Puro nervio y plena emoción el que nos hace sentir William Friedkin en este viaje a los infiernos protagonizado por unos pobres seres cuyo más mínimo error supondría la muerte inmediata; la finísima línea entre esa conducción de explosivos y la tensión por la supervivencia se palpa hasta en el más nimio de los detalles, con un cuidado formal y una fuerza visual sencillamente arrolladoras. Una obra maestra del cine y la emoción.
Monsters: Dark Continent
El realizador Tom Green (que debuta en el largo) toma el relevo de Gareth Edwards para encarar lo que, parece, será una saga. El problema es que en una película que lleva en el título la palabra monstruos, el hecho de que estos aparezcan no más de tres minutos de los cien que dura la cinta puede resultar algo inconsistente; en su lugar, se despliega todo un arsenal bélico que sirve como reflejo de la batalla entre el ejército americano y el árabe, quizás en una proposición metafórica sobre los auténticos monstruos, que de vez en cuando aparecen al fondo del plano, y que en ningún caso está trabajada en esa vertiente. Un despropósito sin sentido alguno que se sitúa en el extremo opuesto a la delicadeza y asomo de poesía que residía en la primera cinta y que, para ser justos, debería titularse “Soldiers”.
The tribe
Dureza extrema, registrada sin adimento, es la sensación que me va a llevar a finalizar las proyecciones de este año con el pase único -curiosa manía la de la organización en destinar un único hueco para cintas que se antojan importantes; es ésta la ganadora de la pasada Semana de la Crítica en Cannes-. The tribe es una película ucraniana de casi dos horas y media de duración que nos hace invitados de excepción de un centro de menores sordomudos. La propuesta del debutante Myroslav Slaboshpytskiy es llevarnos de la mano de los chicos sin diálogo, música o subtítulo alguno; una manera de imposibilitar al espectador (a la práctica totalidad del público, con honrosas y contadas excepciones, es de suponer) y hacerle pensar sobre el surgimiento de la violencia pura, así como un ejercicio de nueva sintaxis cinematográfica, transmitida desde el impacto y una dolorosa cercanía -la cámara de Slaboshpytskiy testimonia los actos de los chicos como si fúesemos uno de ellos, introduciéndonos en su cercanía según la gravedad de la acción pertinente o bien alejándonos cuando requiere de nuestro juicio-. Ahogar al espectador de pleno y proponerle un ejercicio de libre interpretación y subsiguiente reflexión son las virtudes que acuden ante el visionado de este inteligente y necesario film.
Y esto fue todo en este octubre, sinónimo de gran festival, en el año 2014. Nuevos descubrimientos (José Miguel, de Tyrannosaurus books, de cuyo reciente volumen sobre el artista Rob Zombie daremos buena cuenta en breve), bonitos reencuentros (Nico, de cine365; Isaac, de evilbrain666; Verónica, del canal televisivo Turner), ilusionantes convivencias (Elvira, Tere, Jose) e imperecederas compañías (Alfredo, de Fiebre de Cabina; Dani y Álex). Sin el agregado humano el cine pierde el cariz del feliz compartimento, que promueve el sano ejercicio de la conversación. Pero como no queda más remedio que hablar de aquél, sentenciaré: buenas cintas en general, algunas notables, incluso puntuales sobresalientes, dentro de un panorama fantástico que, no obstante, echa en falta más propuestas de puro género, si bien en los adlátares del fantástico parece haber vida saludable y futuro porvenir. Queda por destacar lo más interesante, dentro de todo lo visto (que no ha sido poco pero que no abarca ni un tercio del total de trabajos programados) en forma de un top personal que aparecerá en los próximos días, con la posibilidad de alguna entrevista como complemento. Nos vemos el año que viene.
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Categoria: Crónica, Festival, Sitges | Etiquetas: ahogamiento visual, Burying the ex, crónica sábado 11 sitges, festival-sitges-2014, I origins ganadora Sitges, Joe Dante, Monsters: Dark Continent, Myroslav Slaboshpytskiy, palmarés sitges 2014, Phenomena, The sorcerer, The tribe, Tom Greene