Entrevista a Fabrice Du Welz, presentando Adoration

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noviembre 19, 2020 por Roberto García-Ochoa Peces

Cartel Sitges 2019
 

El realizador belga Fabrice Du Welz regresaba en 2019 al Festival de Sitges, uno de sus espacios predilectos, como ejemplifica su concursó en ediciones anteriores con trabajos como Vinyan (2008) o Alléluia y Colt 45 (ambas de 2014), para presentar la que es su última película estrenada hasta la fecha, Adoration, tercera entrega de su denominada “Trilogía de Las Ardenas” tras Calvario (Calvaire, 2004) y la mencionada Alléluia, con las que su nueva película comparte su rodaje en esta región belga, el protagonismo argumental de historias de relaciones enfermizas y (auto)destructivas, y un apreciable sentido de la atmósfera en lo visual. Lo hacía, además, tres años después de haber probado suerte en la industria norteamericana con Message from the King (protagonizada por Chadwick Boseman, tristemente fallecido hace solo unos meses), su segunda aproximación consecutiva a los parámetros del thriller tras la citada Colt 45. Adoration significa, por tanto, su regreso al género fantástico, el que le brindase reputación en el marco europeo desde su debut en 2004, y siempre considerado bajo su particular prisma y manera de entenderlo, tal y como nos explica en la siguiente entrevista que hemos realizado en conjunto con La Abadía de Berzano.

 

Fabrice Du Welz en Sitges 2019, presentando Adoration
 
«Mi última película es un cine orgánico, epidérmico, y está muy influenciado por el cine fantástico americano de los 60 y 70, pero reivindico también el realismo poético del cine francés de los 50».

 

Adoration se abre con una frase de Boileau-Narcejac que apela al poder de la imaginación y que para mí resume tu cine. ¿Estás de acuerdo?

Por supuesto. Esa frase proviene de un film de Georges Franju, su primer cortometraje. Se titula Le métro (1934) y es bellísimo. Se puede localizar en internet y es una obra de arte. Es la historia de unos chicos en el metro de París y comienza con esa cita. Me sentí tan identificado cuando la vi que me dije: “Tengo que retomarla”.

 

Adoration supone la tercera parte de tu trilogía ubicada en Las Ardenas. Todas ellas transcurren en esa región del territorio belga y, asimismo, se desarrollan en torno a relaciones tóxicas y enfermizas. ¿Por qué vuelves una y otra vez sobre estos temas?

Para empezar, me parece algo muy cinematográfico. Para mí el cine es esencial, algo casi patológico. Me gusta descubrir cosas sobre mí mismo a través de las películas, indagar en las zonas oscuras tratando de comprenderme a mí mismo y de buscar respuestas aunque no las encuentre. Sobre las localizaciones, no tengo una fijación particular por Las Ardenas; mis historias podrían transcurrir en un bosque en Alemania. Lo que me interesa es la abstracción y, como comentabas antes, comenzar con algo bien real y jugar con ello trasladándolo a otro nivel, como lo haría un pintor.

Póster de Adoration, dirigida por Fabrice Du Welz
 

En Adoration vuelves a trabajar con niños como ya hicieras en Vinyan, a través de una historia de liberación con un poso muy amargo. ¿Tienes una predilección por trabajar con ellos? Se dice que es más difícil que trabajar con actores adultos, ¿cómo han sido tus experiencias en este aspecto? ¿Y cómo desarrollaste el casting para encontrarlos?

Todo el mundo parece asustarse a la hora de trabajar con niños, pero a mí me encanta. Me parece más simple rodar con ellos que con adultos, quizá porque intento ser muy natural con ellos, les hablo como a cualquier otra persona. Los escojo de manera muy meticulosa, pero luego intento hacerme su amigo y establecer una buena relación. Fantine Harduin y Thomas Gioria, los actores de la película, son auténticos artistas, se esfuerzan por mantener un nivel excelente en su trabajo. Lo más importante es que se establezca un contrato de confianza con los actores, porque yo soy un director muy exigente y les pido mucho, lo cual puede llegar a provocar algún conflicto, aunque tengo que decir que nunca con los niños. Pasamos un verano estupendo. Quizás nos ayudó el hecho de que tienen la misma edad que mis propios hijos y ellos estaban presentes durante el rodaje, pasaban mucho tiempo juntos y llegaron a hacerse amigos.

 

Me gustaría preguntarte acerca de la resonancia religiosa explicitada en los títulos de la trilogía. A Calvaire le siguió Alléluia y ahora llega Adoration. ¿Hay alguna razón o motivo específico para ello?

¿Por qué no? ¡Es impresionista! No lo sé, no tengo una respuesta, la verdad. Es algo que resuena en mí, me gusta.

 
En este sentido, no creo que sea casual que la protagonista femenina de Adoration se llame Gloria, igual que el personaje interpretado por Lola Dueñas en Alléluia

Y en Calvario. Y habrá otra Gloria en mi próxima película. Es más fácil así, a la hora de escribir el guion. Quizá esté tratando de explorar mi lado femenino, o el misterio femenino, no sé… En cualquier caso son siempre personajes muy violentos y controvertidos, aunque tengan edades diferentes. En Calvario se trataba de un hombre, una proyección, en Alléluia era una loca furiosa y aquí una chica joven, frágil y un poco lunática… ¡En la próxima película será una psicópata!

 

Profundizando en los paralelismos que se adivinan en tu nueva película con respecto al resto de tu obra, al igual que ocurría en tus primeros trabajos, en Adoration el elemento fantástico surge a través de las fugas oníricas que experimentan sus personajes. ¿Entiendes de esta manera el cine fantástico?

Es una pregunta complicada. No he establecido un discurso preciso sobre ese tema, es simplemente un esquema que se reproduce en mi trabajo. Siempre comienzo con un planteamiento naturalista que poco a poco va derivando porque el estado mental en el que se encuentran los personajes les va llevando a eso. También el entorno en el que se encuentran ejerce una notable influencia sobre ellos. Creo que todos los seres humanos somos obsesivos y forzamos nuestras mentes de acuerdo a nuestras obsesiones. La naturaleza extrapola este fenómeno. La frontera entre locura y cordura es una línea muy tenue y a mí me encanta explorar esta temática.

Fabrice Du Welz en Sitges 2019, presentando Adoration
 

Siguiendo con el tema, ayer al salir de la proyección nos preguntábamos dónde radica el fantástico en tu película: si en el hecho de que la protagonista sea una psicópata que el chico intenta cuidar, o bien, como pienso yo, es el chico el que, sufriendo un desencanto, se crea una imagen mental, y el personaje femenino sería tan solo una proyección suya…

Bueno, es tu interpretación, no puedo decir nada al respecto. Sobre el debate que mencionas sobre el fantástico, mi película lo es de cierta manera, porque es un cine orgánico, epidérmico, y está muy influenciado por el cine fantástico americano de los 60 y 70. Otra influencia que reivindico es el realismo poético del cine francés de los 50. Se trata de un estilo que hoy en día está muy olvidado pues con la llegada de la Nouvelle Vague fue vilipendiado, aunque a mí me parece estupendo y es un cine que no tiene influencias americanas. Yo soy muy cinéfilo y de manera inconsciente mi cine se alimenta de estas influencias. No trato de entroncarme directamente con una tradición del fantástico, aunque disfruto mucho de ese cine como espectador. Puedo decir que trato de conseguir en mi trabajo algo simple y sin artificios, sin escudarme en movimientos de cámara, excesos de violencia o cosas por el estilo. En este caso concreto conectando con el chico protagonista y su visión, intentando conseguir el mayor grado de pureza posible con mi película, aunque no sé si lo he conseguido. Esa es mi gran ambición.

 

Por último, para terminar me gustaría que nos hablaras del aspecto visual de la película. Calvario y Alléluia gozaban de una estética muy sucia, mientras que Adoration resulta muy naturalista, con esos bosques tan verdes, casi como si quisieras reflejar con ellos la pureza de la relación entre la pareja de niños protagonistas…

Sí. Rodamos en formato de super 16mm., sin iluminación artificial y tratando de buscar el mejor momento del día para cada secuencia, utilizando una sola fuente de luz, con algo de humo… En este sentido es una estética muy naturalista. Me sorprendí hace poco al volver a ver Calvario, pues encontré que tiene una estética muy potente y moderna que no ha envejecido en absoluto, dentro de su simplicidad. Esto es algo que no suele suceder cuando vuelves a ver tu trabajo, ya que lo normal es que te digas: “¡Uff, esto ha envejecido un montón!”. No es el caso de Calvario.

Adoration es como una epifanía. Íbamos siempre buscando la luz más excepcional aunque nuestro presupuesto fuese muy ajustado, pero siempre tratamos de conseguir el mejor resultado. Retrata las cuatro estaciones del amor: la primavera, el verano, el otoño y el invierno del amor, con toda la belleza que cada estación aporta a la relación.

 
Agradecimientos a Juan Mari Ripalda por las fotografías, y a Naldo por la traducción.

Roberto García-Ochoa Peces & José Luis Savador Estébenez

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