Crítica de Meshes of the Afternoon, corto experimental de Maya Deren y Alexander Hammid

agosto 17, 2021 por Roberto García-Ochoa Peces

Meshes of the Afternoon es un corto experimental del año 1943 dirigido por Maya Deren y Alexander Hammid, pareja en la vida real que cuenta con una breve y, a tenor de lo apreciable en esta, interesante filmografía en su haber, mayormente orientada al terreno del cortometraje y el documental. Deren está considerada como la madrina del cine de vanguardia norteamericano, por lo que no es raro pensar que cineastas posteriores de la importancia de Chris Marker, en Europa, o el mismo David Lynch, en EE.UU., se vieran influidos por su obra en sus magníficas y, a un mismo tiempo, peculiares creaciones. Esta nueva reseña en el blog supone, además, el estreno de un nuevo colaborador, Eugenio Miguel Verbo García, a quien agradecemos su tiempo y entrega para descubrirnos una joya oculta de semejante calibre, únicamente visible de forma «oficial» a través de la plataforma Mubi, pero del que rescatamos una copia subida en YouTube que encontraréis al final de este texto.

 
Póster de Meshes of the Afternoon, dirigido por Maya Deren y Alexander Hammid

País: EE.UU.
Título original: Meshes of the Afternoon
Año: 1943
Duración: 14 min.
Director: Maya Deren y Alexander Hammid
Guion: Maya Deren
Fotografía: Alexander Hammid
Montaje: Maya Deren
Música: Teiji Ito (añadida en su distribución a partir de 1959)
Intérpretes: Maya Deren y Alexander Hammid
Género: cortometraje, fantástico, experimental
 

Sueños y delirios de 1943

Hay películas buenas y malas, que nos hacen pensar o evadirnos, reconfortantes o amargas, pero hay otro tipo de películas realmente excepcional, cuyos títulos solo podemos disfrutar muy raramente. Son aquellas que nos parecen diferentes de cualquier otra cosa que hayamos visto antes, pequeños milagros que, sin saber verdaderamente cómo, conectan con nuestro subconsciente de forma que no se puede dejar de pensar en ellas. Si, además, la cinta en cuestión cuenta con setenta y siete años en su haber, la sorpresa se multiplica en varias magnitudes. Es el caso de Meshes of the afternoon, cortometraje experimental en el que, durante apenas 14 minutos, Maya Deren y Alexander Hammid hacen un alarde de imaginación para transportarnos al interior de una mente atormentada.

Una imagen de Meshes of the Afternoon, dirigido por Maya Deren y Alexander Hammid

Con una economía de medios asombrosa, valiéndose de una serie objetos recurrentes (una llave, un cuchillo, un teléfono, un tocadiscos y una flor) y sin más actores que los propios directores, el relato utiliza una estructura en espiral para ir alterando en cada iteración lo contado previamente, manipulando las expectativas del espectador. Junto con la utilización de las sombras y los espejos, nos transmite los desdoblamientos en la personalidad de la protagonista, con esa sensación constante de inseguridad, ansiedad y amenaza. Todo lo anterior se consigue a través de usos innovadores -incluso para los estándares de hoy en día- de recursos muy habituales y sencillos como pueden ser la cámara lenta y el agitado movimiento de esta. En la memoria logra quedarse grabado ese momento en el que la protagonista casi levita cuando sube las escaleras por primera vez o, en un segundo intento, observando cómo la casa parece agitarse sin descanso.

 

Una imagen de Meshes of the Afternoon, dirigido por Maya Deren y Alexander Hammid

Resulta inevitable pensar en referentes como Un perro andaluz por su capacidad para conseguir imágenes impactantes e inconexas. Sin embargo, a diferencia del corto de Luis Buñuel, todo parece tener una cierta coherencia interna, obedece a una narración subjetiva, inconsciente pero que sigue la lógica de los sueños. Esto lo acerca más a autores tan contemporáneos como David Lynch, en el que resulta inevitable detectar su influencia, especialmente en Mulholland Drive, que bien podría considerarse heredera, no solo en espíritu sino también argumentalmente, de Meshes of the afternoon.

 

Una imagen de Meshes of the Afternoon, dirigido por Maya Deren y Alexander Hammid

Por si fueran pocos todos estos méritos, aquí va uno más. Es habitual que las películas que pretenden ser rupturistas, radicalmente innovadoras, se queden ancladas en su época, convirtiéndose finalmente en vestigios fósiles de una época pasada. Sin embargo, Meshes of the afternoon conserva intacta su capacidad para sorprender al espectador, como si nos encontráramos con una isla desierta, inexplorada y llena de maravillas que nos ha esperado para demostrarnos que siempre habrá tesoros escondidos. Solo hay que tener paciencia y curiosidad para llegar a ellos, aunque tengan que pasar décadas hasta que eso ocurra.

Eugenio Miguel Verbo García

 
A continuación puede verse la película según su concepción original, es decir, muda y sin banda sonora añadida, si bien cabe reseñar que en 1959 se le añadió una composición original del japonés Teiji Ito que ha permanecido como su estándar de proyección, por más que con posterioridad se hayan sumado otras versiones sonoras, rastreables a través de esta misma u otras plataformas de streaming.

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