El Gran Dante, un prestigioso mago, muere accidentalmente durante un arriesgado truco de magia. Treinta y cinco años después, su hijo Lorenzo (Germán Baudino), también mago, presenta un show en uno de los teatros más importantes de la ciudad. A partir de aquí comenzarán a sucederse una serie de asesinatos que intentarán incriminarlo. Lorenzo deberá descubrir quién y por qué busca involucrarlo, ante la atenta mirada de un detective (Gustavo Dalessanro).

Los responsables continúan la senda de sus anteriores títulos respecto a la introducción de elementos reconocibles en el seno de su malsano universo, así como su fijación por objetos decorativos dentro del plano, Y mantienen guiños autorreferenciales, como el hecho de que el mago que muere al comienzo, desencadenante del relato, sea conocido, de hecho, como “El Gran Dante”, o que la obra sea concebida otra vez en italiano dentro de todos sus apartados. La situación se traspasa a ciertos detalles de la planificación, con el uso del plano picado o a ras de suelo, por entremedias de los pasillos de un cementerio, con el único fin de revelar las peculiaridades del pavimento (otro de los extraños espacios de obsesión que rellena el rico imaginario de los Onetti). En suma, otro nuevo ejercicio entusiasta por parte de los hermanos argentinos, insobornables a la hora de sacar el conejo de la chistera sin importar las veces que sea necesario volver a cambiar su traje de presentación.

Recordar que tenéis disponible la entrevista que realizamos a los Onetti tras la presentación de Francesca en la edición del año 2015 del festival de Sitges.