Esta es la primera entrada que dedicamos al sello inglés de reciente aparición Radiance Films. Pero podemos asegurar que no será la última. Esta nueva firma posee todos los ingredientes que tanto amamos por estos lares, a saber: (muy) cuidada selección de títulos, no necesariamente adheridos al cine de género -en su mayoría se trata de pequeños clásicos que no han ostentado la difusión pertinente, ni su debido tratamiento, con anterioridad-, presentación austera pero igualmente mimada -la inclusión del cartel original, junto a la posibilidad del nuevo artwork en el reverso, además de un sustancioso libreto y la novedosa inclusión de un obi-strip, elemento por lo común destinado al universo del disco de vinilo-, así como la inclusión de extras de gran interés para reforzar el conocimiento sobre la película en cuestión. Pues bien, hace unos meses lanzaban el filme de culto norteamericano Messiah of Evil, dirigido por en 1973 por Willard Huyck y Gloria Katz; entrada, por lo común, poco resaltada dentro del denominado American Gothic y maltratada en vídeo doméstico, que bien merecía un rescate tan glorioso como el que nos ocupa. La analizamos y mostramos la primera tirada, en caja limitada, con todo lujo de detalles.

Los directores, guionistas y productores, Willard Huyck y Gloria Katz, fueron matrimonio y comenzaron una estrecha colaboración también en lo artístico desde finales de los años sesenta, colaborando en la compañía de Francis Ford Coppola American Zoetrope, y firmando libretos para cintas donde la figura de George Lucas era relevante, caso de American Graffiti (su segunda realización, de 1973) o Indiana Jones y el templa maldito (1984; donde ejerció como productor y creador de la historia), entre otras. La oportunidad de pasar a ostentar el protagonismo les llegó, no obstante, merced a esta pequeña producción, que filmarían poco después de la primera mencionada, pese a no estar especializados en el cine de terror. De hecho, ninguno de los otros tres títulos que llevaran a cabo detrás de las cámaras tuvo que nada parecido que ver, antes al contrario: French Postcards (1979), Best Defense (1984) y Howard the Duck (1986) son comedias en mayor o menor exposición, la última especialmente vilipendiada después de su estreno.

Sea como fuere, y con el paso de los años, Messiah of Evil ha ido incrementando su estatus como uno de los grandes títulos de culto (e independientes) del cine de terror made in USA de principios de los setenta, cuando ni siquiera la señera La matanza de Texas (1974) se había estrenado, y pocos años después de que lo hubiera hecho La noche de los muertos vivientes (1968), película de la que no bebe poco, tanto en el aspecto espiritual -casi fundacional- como en el de puesta en escena, pautando un horror que se expresa a través de una amenaza exterior… y que afecta a un cierto interior (acaso como alegoría de la propia sociedad yanqui, dividida por aquel entonces por herencias bélicas bien conocidas).

La película se ha dado a conocer, con posterioridad a su estreno, a través de multitud de títulos alternativos: Dead People, Night of the Damned, Return of the Living Dead y Revenge of the Screaming Dead, si bien el original es el que mejor retiene esa poética del mal que se expresa en sus imágenes con no poca fortaleza y haciendo un extraordinario uso de la referencia como espoleo de la creatividad. Entre las fecundas secuencias de esta historia que sigue a una afligida mujer (Marianna Hill) que acude a Point Dume, una pequeña población costera de California, en busca de su padre, un pintor del que ha dejado de recibir sus habituales cartas (en las que últimamente le expresaba una amenaza latente en derredor), circula el rumor constante del más allá invocado por H. P. Lovecraft -la marea que anuncia la presencia de un emisario que desencadenará la fatalidad-, pero también el delineado visual propio de las pinturas de Edward Hopper -véase Gas en lo referente a la gasolinera, si bien esa toma en concreto se reconoció como derivada a partir de la obra Standard Station, del artista pop Edward Ruscha-. Sin olvidar al propio cine, ya que, además de apuntar hacia la citada obra maestra de George A. Romero, quien después patentaría a gran escala la crítica a la nueva sociedad del consumo en Dawn of the Dead (1978), cabe mencionar desde la otredad del autómata desconocido de La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956), a la amenaza siniestra presente en la indeleble Carnival of Souls (Herk Harvey, 1962), hasta la alienante locura de Let’s Scare Jessica to Death (John D. Hancock, 1971), con tiempo incluso para el homenaje avant-garde a Pierrot le Fou (Jean-Luc Godard, 1965)-.

Messiah of Evil es un festín para los sentidos, una obra exultantemente onírica que mantiene en un estado de duermevela constante al espectador hasta abandonarle a su suerte por los lúgubres recovecos de su demente interior, prefigurando escenas y sensaciones que volverían a pulsarse con posterioridad (y no poca difusión) en títulos como Suspiria (Dario Argento, 1977). En suma, una suerte de pesadilla en vida que logra transmitir su horror vacui a partir de la compleja arquitectura visual que componen Huyck y Katz (cuya mejor expresión se observa en las angulaciones inclinadas de cámara y las tomas esquinadas con que retratan el estudio donde se desarrolla la mayor parte del relato, cuyas paredes aparecen repletas de pinturas ominosas y donde no queda un rincón desprovisto de un sustancial elemento decorativo), que se ensalza por la paleta fotográfica imaginada por Stephen Katz, capaz de enfrentar con especial énfasis (y enjundiosos resultados) los rojos frente a los azules, así como por las líneas de sintetizador vintage de Phillan Bishop, que empujan y refuerzan la irrealidad atmosférica de un conjunto bien conducido por Marianna Hill, cuyo personaje vive y sufre un permanente estado de (creíble) acongoje.

Esta edición de Radiance Films fue el primer box set que la compañía editó, limitado a 3000 unidades en todo el mundo y envuelto en ese pequeño obi strip de papel que sirve para apuntar toda la información en torno al filme y la propia edición, dejando libre y limpio el artwork de la portada y contraportada exteriores, y contiene, además de la caja transparente con el nuevo arte y el precioso póster original en el reverso en que se aloja el disco, un más que interesante libro de 80 páginas con ensayos a cargo de los críticos e historiadores Bill Ackerman, Joseph Dwyer, Amanda Reyes, Andy Marshall-Roberts y Larissa Glasser (puede verse el índice en una de las fotografías del reportaje a continuación).
El disco Blu-ray, que presenta la película a partir de un escaneo en 4K de los mejores materiales existentes (que no deben ser muchos, y fueron proporcionados por la Academy Film Archive), hace lucir la misma como pocas veces se habrá visto desde su estreno -circula una edición norteamericana también en alta definición desde hace unos años, por parte de Code Red, si bien el colorido y contraste visual parecen más íntegros y naturales en la copia aquí expuesta-; y en lo relativo al sonido, la pista original en inglés, codificada en LPCM y con subtítulos opcionales en este mismo idioma para personas con discapacidad auditiva, resulta más que suficiente para resaltar la riqueza que atesora en este apartado.

Por último, además del libro y el audiocomentario a cargo de los ingleses Kim Newman y Stephen Thrower, las tres piezas de vídeo en forma de extras ayudan a reforzar el necesario conocimiento de la obra y su contexto, para su mejor disfrute posterior. Se trata de una entrevista de archivo a Willard Huyck, de más de media hora de duración; el documental What the Blood Moon Brings: Messiah of Evil, A New American Nightmare, donde se desglosa la coyuntura e importancia del filme a lo largo de una hora; y una última pieza, que no por menos extensa (algo más de veinte minutos) se antoja más prescindible, antes al contrario, dado que Kat Ellinger elabora un bien informado e inteligente ensayo audiovisual repleto de referencias sobre el significado del American Gothic. Avisar al lector que todos estos contenidos se muestran en inglés sin ninguna clase de subtítulos.
En las siguientes fotografías puede verse la edición con todo detalle:


























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