Cortópolis VIII. Septiembre 2013

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Septiembre, nuevo curso, el comienzo de la temporada. También en el terreno cortometrajístico, con la referencia que supone la vuelta del festival de cortos por excelencia, Cortópolis, celebrado en los madrileños cines de Kinépolis; fastuoso enclave para alojar tan magna propuesta.

Tras el parón veraniego -una frase no por clásica menos certera y de obligada recurrencia- se presentó la octava edición ya de este homenaje al cine en su versión reducida. Se entra así en la recta final, en el tramo más decisivo para la consolidación definitiva de este evento como uno de los más imprescindibles para cualquier aficionado al cortometraje que se precie de serlo (y en esta clasificación incluyo a creadores, organizadores y público, clases que se entremezclan indistintamente y que vienen a definir el carácter amistoso y cercano de este espectro del cine). Y como prueba de esta importancia -que no deja de vislumbrarse en cada nueva edición-, la gran novedad de este rearranque fue la presentación de la Academia del Cortometraje. Un nuevo tanto a favor de Raúl Cerezo, un espíritu apasionado e incansable donde los haya, obstinado en la consecución, perseguida durante años, del alzamiento del formato corto al altar de los grandes lugares de la cultura de nuestro país. Y vaya si lo está consiguiendo. No es extraño ver, de manera cada vez más habitual, su cara impresa más allá de su inagotable muro de Facebook, extendiéndose a periódicos y medios digitales o físicos.

Raúl, presentando la Academia del Cortometraje
Raúl, presentando la Academia del Cortometraje

Esa (grandiosa) novedad se desgranó a lo largo de la sección de la rueda de prensa, que se incorporó en la anterior sesión de julio, y que se desarrolla durante los minutos anteriores al comienzo de las proyecciones. En ella hablaron los primeros miembros de la Academia del Cortometraje (el propio Raúl Cerezo, el realizador Al Díaz -de quien ya hemos podido ver dos de sus obras en anteriores ediciones del festival- y Nacho Aguilar, responsable de Harmónica Rental) así como otros realizadores, entre los cuales se encontraba Miguel A. Refoyo, “Refo”, quien presentó 3665, el único trabajo español exhibido durante la noche (otra novedad a reseñar, conformándose así la edición más internacional de Cortópolis).

Con una sala de nuevo a rebosar, y tras la revelación del premio del público de la anterior edición, que fue a parar a manos del curiosísimo corto argentino Luminaris, comenzaron sin más dilación las proyecciones, auténtico valor de un festival como el que nos ocupa:

 

victor_karloch_poster_rThe narrative of Victor Karloch (Kevin McTurk). Un cuento dentro de otro, donde el narrador, con la estimable voz de Christopher Lloyd, nos introduce en un universo clásico de misterio buceando en la aventura que vive el joven protagonista (con otra voz a remarcar: la de Elijah Wood) en lo más profundo del océano. Mantiene el tipo en la introducción pero ni el desarrollo ni el tono general parecen alcanzar un status definitorio, una inconcreción que se acentúa hacia el final con la aparición del motivo Templario; hubiese resultado más certero de mantenerse en esa atmósfera cuasi lovecraftiana que el realizador se afana en sugerir, sin la necesidad de conferir un trasfondo histórico que resulta escaso y puede que algo forzado. No obstante, su trabajosa puesta en escena a través de marionetas le confiere un aspecto que suma para su función imaginaria, aunque termina por revelar su factura casera (a lo que contribuyen los numerosos planos en los que se observan perfectamente las manos que manipulan a tan entrañables “actores”).

 

3665_poster_r3665 (Miguel Ángel Refoyo). Tras muchos (puede que demasiados) años desde su último trabajo, El límite, Refo vuelve a la dirección con 3665, título que simboliza el año de ambientación de esta pieza postapocalíptica, donde el factor humano, el cariz sentimental y el gesto melancólico parecen haberse extinguido en favor de una opresión tecnificada propia de un estado altamente totalitario. Es fácil adivinar una enconada crítica vertida desde lo más hondo de la conciencia y que afecta a una población cada vez más desfavorecida en la actualidad, cuyo porvenir futuro parece oscurecerse con cada nuevo amanecer; el dardo envenenado que lanza Refo sirve pues como razonable advertencia a la par que como firme radiografía del panorama social y estatal que nos está tocando vivir. Sin embargo, y a pesar de una más que correcta ambientación y pulso para la realización, se echa en falta un desarrollo más certero de la historia; funcionaría bien como secuencia dentro de una película de larga duración -donde previamente, y sin necesidad de una introducción apresurada, el relato hubiese desencadenado en esta robusta pieza-, pero como elemento intrínseco y autoconclusivo, al acabar queda una incómoda sensación de forzada irrealidad, más que de realidad distópica.

 

a_londres_poster_rA Londres (Alberto Gallego Ortiz). El primero de los dos cortos a traición de la noche es un simpático y efectivo film de situación, donde la carcajada se da la mano con el gesto compungido. Una abuela a la que nadie ya parece prestar demasiada atención… salvo su nieta preferida. Ésta, que la comunica su firme decisión de marcharse a vivir a Londres… acompañada. La pareja, que no es la esperada. Demasiados golpes a procesar, por un espíritu a punto de curarse en espanto, en tan corto espacio de tiempo. Seguramente no gane ningún premio ni permanezca en nuestro recuerdo durante demasiado tiempo, pero el momento de su visionado (que es el que de verdad importa en estos menesteres) resultamente plenamente disfrutable, por su sencilla proposición de drama disfrazado de comedia.

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peluquero_futbolero_poster_rPeluquero futbolero (Juan Manuel Aragón). Segunda sorpresa de la velada. De similar idiosincrasia al anterior, pero provisto de una mayor socarronería, que esconde ácido sulfúrico contra lo establecido. Exquisitamente filmado en un blanco y negro impoluto, esta historia de árbitro comprado que necesita imperiosamente un lavado de imagen y que va a curarse de sus males justo a la casa del lobo, no es sino una diatriba contra la (falsa) corrección política y las monsergas habituales de nuestra sociedad. Pero revestida de ese aire y ese espíritu futbolero, tan pasional e intransferible, y sólo descifrable por todos aquellos que sentimos unos colores y compartimos esa pasión. Con su punto medio de inquietud y cabalmente planificado, resulta entretenido y hay poco que objetar conforme a sus pretensiones.

 

warisover_poster_rWarisover (Carlos Morelli). Carlos Morelli ya presentó su excelente Monstruo en la sesión de mayo, y ahora nos ofrece un trabajo cuatro veces más corto y sin embargo no pierde un ápice de la fuerza que aquél ostentaba. Un único plano, construido con una cadencia lenta, donde la cámara se toma todo el tiempo del mundo para efectuar un giro de 180 grados mientras el personaje objeto de análisis habla por teléfono con un ser querido para comunicarle su regreso del frente. Es esta una perfecta combinación de imagen en movimiento con respecto al fondo de la cuestión; una suerte de vals cinematográfico donde la palabra tiene tanta importancia como la manera en que ésta va tomando forma desde una determinada planificación visual y una angulación estudiada del foco. Sin la necesidad de caer en abusos de ninguna clase (ya fueren visuales o sentimentales), y aun con la presumible adivinación del desenlace, Warisover hace gala de la (aparente) sencillez para radiografiar la demolición personal a partir de una construcción íntegra y tremendamente dura de la realidad. Un cuidadoso estudio del estado de las cosas, sobre la difícil asunción del cambio y de la delicada consecución de un estado óptimo de sensibilidad en nuestras relaciones familiares.

http://vimeo.com/60161831

 

record_play_poster_rRecord/Play (Jesse Atlas). Probablemente el mejor cortometraje de esta edición de Cortópolis este Record/Play. Un doloroso disparo a nuestro sentido de la comunicación que rasga la carne sin un remedio sustitutivo más allá del del posible milagro (que aquí acontece). Ciencia-ficción improvisada e inapelable, aderezada con un elocuente punteado de horror visceral, que juega con el sentido de la percepción sensorial para llevar a cabo su plan de alterar la dimensión vivida, de modificar la experiencia, de variar el caótico devenir, en fin. Apenas un puñado de actores que sirven para encarnar el gesto curioso, el giro inesperado, el revés definitivo al azar que ha dejado de ser tal. Todo servido en un número reducido de secuencias que avanzan el motor de la magia a la vez que sirven de martirio a un espectador que necesitará participar de ese juego a la salida de la proyección. Porque ¿quién no deseó alguna vez sacrificarse por el prójimo, en un gesto de infinito amor, espontánea locura y temerario descubrimiento? Lo disfrutaremos en largo, puesto que Hollywood ha fijado su mirada en él, y no es de extrañar.

 

punched_poster_rPunched (Michael Rittmannsberger). Nos encontramos de pleno ante un trabajo que mide toda su virtud a partir del giro final, en este caso tan brutal que termina por apagar no ya la pantalla de proyección sino que finiquita este jueves de cortometrajes. Es entonces cuando empiezan a cobrar sentido toda la serie de imágenes previas que tanto nos inquietaban pero que no alcanzábamos a comprender. ¿Un mero retraso social de la Europa occidental? Sí, pero existen muchos más componentes debajo, bien soterrados en la inmundicia, y que tienen su raíz en la política del odio que atañe a toda nuestra sociedad. Aun así, todavía hay luz para la esperanza, por muy débil que fuera, pues los lazos para el aprendizaje no pueden erradicarse si el gesto pacificador está presente. De todo lo anterior nos habla Michael Rittmannsberger, en virtud a una fría sutileza y con una palpable sensación de intranquilidad, de sugerir que algo va mal. Por eso resulta tan necesario establecer un ejercicio de reflexión final, puesto que las cosas no ocurren porque sí a nuestro alrededor. Todo tiene un por qué y todos debemos realizar el noble esfuerzo de alcanzar la confraternidad.

 

Y así finalizó este octavo Cortópolis. Una sesión algo más pobre de lo habitual en su conjunto pero que, como siempre, albergaba robustas sorpresas en su interior. Parece mentira pero ya sólo quedan tres sesiones para completar todo un año cortometrajístico al mejor nivel. Veremos qué nos depara octubre, seguro que la gente de Cortópolis nos tiene preparado otro eventazo para el recuerdo; lo que desconozco es si cabe la posibilidad de ofrecer nuevos alicientes, porque resulta increíble que a cada mes puedan sacarse de la chistera puntazos de la magnitud, por ejemplo, de la Academia del Corto… ¡Esperamos con inquietud!

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El bebé ha crecido y ya tiene cordón umbilical
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4 respuestas a “Cortópolis VIII. Septiembre 2013”

  1. Gracias por la crítica, al menos por la parte que me toca. Muy bien argumentada y desde luego, con una perspectiva subjetiva. Como tiene que ser. Espero que el próximo te satisfaga completamente y que no tarde otra década en llegar. Saludos.

    1. Gracias a ti por el comentario.

      Ciertamente, tan sólo expreso mi opinión, y esta es completamente subjetiva, no puede ser de otro modo.

      En tu caso, como conozco tu trayectoria previa y has tardado bastante en traernos algo nuevo, quizás esperaba un poco más, ya que Al límite me gustó mucho en su día y sentía mucha curiosidad por éste. Así que yo también espero que lo siguiente que hagas no tarde tanto en llegar, ¡estaré al tanto!

      Un saludo, Refo.

  2. ‘El límite’, ‘Al límite’ es la de Scorsese. jejeje.

    Saludos.

    1. ¡Coño, es cierto! Perdona el desliz.

      Un saludo.

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