Entrevista a Isaac Ezban, director de Los Parecidos (The Similars)

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octubre 26, 2015 por Roberto García-Ochoa Peces

Logo festival Sitges 2015

Nos sentamos a charlar con Isaac Ezban, el joven y talentoso director de El incidente, que este año presenta Los parecidos en el festival. Nos habla de su impresión de Sitges (donde finalmente su película obtuvo el Premio Blood Window a la mejor película Latinoamericana), de su experiencia como realizador, del recorrido, las expectativas y referencias que utiliza en sus películas, y también dedica espacio para deparar acerca de aspectos técnicos.

 

Póster de Los parecidos (The similars), de Isaac Ezban

Comencemos por el principio. El año pasado presentabas en Sitges El incidente, que fue tu ópera prima. ¿Cómo funcionó y cuál fue su recorrido?

Fue muy emocionante. En México, Sitges es muy conocido; hay gente que ni siquiera sabe dónde está, pero con sólo mencionar la palabra “Sitges”, lo reconocen como el lugar donde se desarrolla el festival más importante de género, como si fuera una marca de calidad y el sitio adonde todos los directores querríamos llevar una película. Por eso, para mí fue un gran honor que mi primera película se haya proyectado aquí. Tuvimos un gran recorrido con ella: empezó en la sección de género del festival de Cannes «Blood Window Midnight Galas»; luego fue a Fantastic Fest en Austin (Texas); Abusa, el festival más importante de fantástico en Asia (Korea); Vancouver; en Buenos Aires Rojo Sangre; Mórbido (Mexico), BIFF, Australia, USA… Lleva más de cuarenta y cinco festivales. Pero Sitges fue increíble; he tenido la oportunidad de asistir a varios de estos festivales y siempre es interesante hablar con la audiencia para ver lo que piensan, pero el público de aquí está a otro nivel. Porque aquí aplauden, gritan a la pantalla… Sentir esa vibración de la gente es especial. El incidente estuvo en la sección Nuevas Visiones en el cine Prado, el más pequeño, pero se llenó y trajimos unos souvenirs. La historia, por cierto, trata de una familia que se queda atrapada en unas escaleras infinitas…

O sea que puede decirse que tienes una obsesión por atrapar a la gente en lugares, viendo ahora Los parecidos.

Sí, tengo una obsesión. Pero volviendo al recibimiento, este año estamos en una sección más importante como es Fantastic Panorama; es muy grato ver que se llena la sala y que la gente se acerca a ver la película y te felicitan a su término. Para mí fue increíble cuando dijeron mi nombre y la gente aplaudió casi un minuto, me di cuenta que el público se acordaba de El incidente y ubica mi carrera, y es un gran honor que en el festival más importante de cine de género me den ese recibimiento. Aunque tiene un tono peculiar y es difícil reaccionar con tanto revuelo como en otras… A veces te quieres reír y a veces es muy seria. También me pasó en Fantastic Fest, donde esperaba que se rieran, y no se reían, y en otras partes donde nunca esperaría que se rieran, de repente se morían de la risa. Pero muy contento con el recibimiento, que el año pasado ya sentí además de con El incidente en otra película que se llama México Bárbaro, que es una antología de mi país en ocho segmentos, y que se programó dentro de un maratón.

Una imagen de El incidente

Una imagen de El incidente

 

Para las personas que no hayan visto la película, cuéntanos sobre su argumento. Y respecto al título, Los parecidos, me llama la atención: parece un juego de palabras con “Los aparecidos”, que puede hablar incluso de algo relacionado con la ciencia ficción. No sé si buscabas algo en este sentido.

No, el título lo tuve claro desde el principio cuando pensé en esta historia. Es un thriller de ciencia ficción psicológica, que busca hacer una especie de carta de amor a la sci-fi de los 50 y 60, a las Amazing Stories, The outer limits, The twilight zone (donde hay varias referencias directas a varios de mis episodios favoritos)… Busca reflejarse en esa ciencia ficción en cuanto a la estética, la música, la cámara, y también en cuanto a la historia, que era una sci-fi más psicológica, de personajes y donde el elemento narrativo se usaba más como una metáfora para hablar de un tema muy humano y real, a veces hasta político o social, porque a veces la ciencia ficcion no tiene que ser necesariamente grandes efectos especiales en el espacio, puede ocuparse también de los personajes, y a mí me gustaba cómo en aquellos años el género significaba una metáfora, por ejemplo si estaba llegando un ovni para hablar de la Guerra Fría. Yo quería hacer eso en México, donde se ha hecho poco.

Sobre el argumento en sí, transcurre en una estación de “camiones” (autobuses) donde hay ocho personajes atrapados por una tormenta tremenda, no pueden llegar más autobuses, las líneas de teléfono están estropeadas… Es una historia de personajes atrapados por la lluvia (como sucede en Identity, con John Cusack), y el giro es que de repente se están empezando a parecer entre ellos. Transcurre la madrugada del 2 octubre de 1968, que es una época de mucha tensión y un punto negro en la historia del país, ya que ese día fue la matanza de Tlatelolco, que fue una matanza estudiantil muy fuerte. Mi intención no es hacer una película sobre eso, ya que es un tema muy duro que hay que tratarlo con respeto, yo no quiero meterme en ello ni trato de hacer una película política, pero sí tiene ese telón de fondo donde todas las autoridades nos querían hacer a todos la misma persona, y de ahí se me ocurrió la idea que físicamente todas las personas se transformaran en la misma. Pero sobre todo es una película divertida, tiene el fin de entretener, yo la describo como una “monster movie” donde el monstruo que los está persiguiendo es este virus que les hace parecerse. También tiene referencias a películas como La cosa de John Carpenter, The invasion of the body snatchers, etc.

 

Ya has hablado del público objetivo y también de tus intenciones y referencias. Yo he visto en la película una clara vis cómica: tiene unos puntos de situación que producen inevitablemente la risa, aunque en realidad trata una situación terrible. Esa mezcla de ciencia ficción, el punto de drama y otro poco de comedia me parece interesante… ¿Era algo intencionado?

Sí, lo está. Es una película que tiene un tono diferente y que se tiene que asumir a sí misma como ridícula por la situación que plantea. A mí me gusta llevar las cosas al extremo, aunque este pueda resultar chistoso; lo más importante es no quedarte a mitad del camino, en lo sutil… Esa frase: “menos es más”, para mí nunca ha tenido sentido. Si te pones a pensar en la temática, es oscura, sobre todo al final, pero al mismo tiempo también es divertida. Y por eso a veces uno no sabe si reírse. Pero es justamente el tono que quería manejar, no quería que fuese una película exclusivamente adherida a un género, es un viaje, una historia en la que entras y te vas a reír y a sorprender, y eso se refleja en el guión, donde no hay un personaje principal, sino que es algo que empieza de una manera… y termina conviertiéndose en otra muy distinta. Me gustan las películas que, mientras avanzan, se transforman en otra película.

 

La película tiene un aspecto fotográfico reseñable. Aplicas una especie de filtro o capa que dota a la imagen de un aspecto neblinoso, que se funde muy bien, por cierto, al principio de la película cuando se pasa del plano inicial con la lluvia al interior de la estación. Es algo que remite a películas antiguas, y que puede convertirla, con el paso del tiempo, en una pequeña película de culto. ¿Cómo consigues ese efecto y cuál es tu intención verdadera?

Muchas gracias por esta apreciación, es un honor que alguien en Sitges haga referencia a mi película como “de culto”. Es un filme donde la parte estética tiene una gran importancia, incluso más que en El incidente, donde también había cosas muy barrocas y estilizadas. Y es importante porque queríamos que pareciera una película de los años sesenta, hicimos varias pruebas de cámara con Alexa o Red Epic, incluso intentamos filmarla en 16 mm., pero finalmente por condiciones de producción no pudimos hacerla así. Y al final la filmamos con la Epic Dragon, que es una de las cámaras más nuevas, de hecho es la primera película en Latinoamérica filmada con esta cámara. Realiza una filmación súper nítida, con una resolución máxima de 6K (aunque filmamos a 5K), sin embargo nos decidimos por esta cámara porque aunque el look con el que queríamos dotar a la película se podía conseguir con una cámara “chingona”, resultaba más fácil filmar con una cámara de más calidad y luego bajársela, que al revés.

Los Parecidos

Aparte de eso, sí, utilizamos un filtro que se llama “White Pro-Mist”, que es como un vidrio que difumina la imagen, la hace más borrosa y se aprecia como si fuera auténtico grano cinematográfico. Por otra parte, la iluminación que utilizó el fotógrafo es muy dura, muy marcada, una técnica que no se utiliza hoy en día sino que es propia de los citados años sesenta. Eso produce que cada actor tenga una luz muy marcada y, combinado con este filtro, hace que los personajes tengan como un brillo alrededor de ellos; nos basamos en la idea de una película que a mucha gente no le gustó pero que a mí me encanta y me “voló” la cabeza: The box, de Richard Kelly. Y aunque la historia no tiene nada que ver, sí me fijé mucho en la parte estética, que también parece antigua y que no pertenece a la época en que fue filmada, y donde los personajes también tienen ese áurea y se ve la textura, el grano y la paleta de color. Además en posproducción le pusimos grano adicional, algunos film scratches, etc. Era todo para dar ese ambiente de “otro mundo”, que a veces también han utilizado directores como Terry Gilliam o Jean-Pierre Jeunet, que me gustan mucho.

 

Muchas veces el público no es consciente de las dificultades que puede plantear el rodaje de una película. La tuya propone una historia donde los personajes no salen de un único escenario, aunque este conste de varios espacios. Eso supone una dificultad de rodaje extra y de dirección de actores, explícanos si esto es así.

Es un reto interesante, y me gustan estos como director. Los parecidos tiene todos los posibles: efectos especiales, maquillaje nunca antes hecho en México, un niño, animales, lluvia, accidentes… Uno de los más interesantes es mantener la tensión en una sola localización. Y sí, en ese sentido es una película muy de personajes (y de actores, por tanto), todo en ella son los personajes; fue muy interesante trabajar con actores enormemente talentosos y valientes, porque este no es un guión sencillo sino arriesgado, y fue increíble ver cómo los actores se dejaron la piel en el proyecto, y a la vez ver cómo trabajaba cada uno de ellos, unos necesitan concentrarse y que nadie los hable, mientras que hay otros que trabajan de una manera más mecánica. Y tú como director tienes que sentir cuál es el punto fuerte de cada uno de ellos, algo parecido a la función de un director de orquesta. La verdad que aprendí muchísimo.

 

¿Alguna anécdota a reseñar durante el rodaje?

El rodaje fueron cinco semanas y todo se hizo en los Estudios Churubusco, que son los más grandes de México, y al ser de época yo quería que los movimientos de cámara fueran muy controlados, y aquellos que provienen de una grúa o una dolly a veces es difícil hacerlos en un estudio cerrado. Por eso construimos los decorados. Otra razón por la que lo hicimos es porque resulta más fácil construir el mundo tal y como yo lo imagino a encontrar una estación existente y adaptarla a mi idea. Para mí construir ese set fue una enorme responsabilidad y supuso algo muy importante en mi trabajo, porque al llegar allí y darte cuenta que están fabricando, literalmente, cosas para tu visión… se está construyendo el escenario de tu historia, y entonces dices: “Ay, güei”, y sientes una responsabilidad tremenda sobre ti.

Isaac Ezban

Isaac Ezban

Además, la complejidad en la producción fue incrementándose a medida que transcurrían las semanas. En la primera semana nadie tenía prostéticos, porque el maquillaje no son máscaras (que te quitan toda la expresión), son prostéticos, de nariz, pómulos, etc., y esto suponía tres horas de trabajo dedicado sobre cada actor. Así hasta llegar a la quinta semana, donde todos tienen prostéticos, y entonces cuando entrabas al set de maquillaje te sorprendías del trabajo que se estaba realizando. Cuando hacíamos el parón para comer, todo el mundo en la calle se quedaba mirando como preguntándose: “¿Qué sucede aquí”, ya que no podíamos quitar ese maquillaje. Pero fue genial trabajar con los actores, todos estuvieron muy implicados.

 

Cuéntanos sobre el recorrido que está teniendo la cinta y qué esperas de ella. También si ya tienes pensado algo acerca de tu próximo proyecto: ¿más ciencia ficción o darás un giro en tu carrera?

Esperamos estar en muchos festivales. Estos ayudan a que una película agarre prestigio y críticas, y no lo digo solamente por los premios; para mí estar aquí ya supone un premio, independientemente de que gane o no alguno. Buscamos también distribución, y en este sentido tenemos ya en EE.UU., México… y ojalá España. Lo que yo quiero es que mis películas se vean, el problema es que estas dos se han estrenado quizás con demasiada proximidad y la anterior aún no ha terminado de llegar a algunos lugares cuando ya estamos moviendo esta segunda.

Respecto a próximos proyectos, tengo varios. Como director creo que hay estar desarrollando varios a la vez para ver cuál es el que finalmente sucede, así lo hice tanto con El incidente como con Los parecidos y de esta manera surgieron los dos. Estoy escribiendo una película que tiene que ver con el tema del sueño, un thriller psicológico; también otra de terror, ambas para hacerlas en español o en inglés; y también tengo otra pensada para EE.UU., donde ya me empiezan a considerar. Pues lo que sea que pase primero, me pondré dedicadamente. Hay otro proyecto también que se llama Aztech, que es una antología de ciencia ficción.

 

Para terminar, quizás puedas contarnos algo respecto al estado del cine mexicano, relacionado con la temática fantástica. ¿Hay más colegas que realizan este tipo de cine?

Durante mucho tiempo hubo poco cine mexicano fantástico, había algo de terror pero muy poco de ciencia ficción. Pero recientemente está habiendo cada vez más género fantástico, un ejemplo son mis propias películas, o Kilómetro 31, que es una gran película de terror mexicana, también Somos los que hay, de Jorge Miguel Grau, el propio México Bárbaro, donde fuimos ocho los directores que nos juntamos y cada uno hizo un segmento. Afortunadamente, cada vez se está haciendo más cine mexicano de género.

Muchas gracias, Isaac, por concedernos este rato y charlar de manera tan animada con nosotros.

Pues gracias a ti por tu tiempo y la difusión de mi trabajo.

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