El hombre y el monstruo, nuevo título de la colección Terror mexicano

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Regia Films prosigue su colección de cine clásico de terror mexicano en DVD, que iniciaba hace unos meses con el doblete compuesto por La maldición de la llorona y El espejo de la bruja, con otro título dirigido por Rafael Baledón (autor de la primera): El hombre y el monstruo (1959).

 

El hombre y el monstruo portada DVD

Ricardo (Abel Salazar) es un periodista que acude a un lejano caserón para entrevistar al famoso pianista Samuel Magno (Enrique Rambal) quien aparentemente ha dejado de tocar para convertir a la joven Laura (Martha Roth) en la mejor pianista del mundo. Pero cuando Abel llega al caserón encuentra el cadáver de una joven que ha tenido un accidente de tráfico, aunque Abel sospecha que la causa de la muerte es otra debido a los profundos arañazos del rostro de la joven y a la posición del cuerpo.  Tras este primer impacto, Abel poco a poco irá descubriendo un horrible secreto que al parecer convierte a Samuel en algo que nadie podría esperar cada vez que toca una melodía concreta, una melodía con una atroz y enigmática historia detrás…

El hombre y el monstruo interior DVD

El prolífico Rafael Baledón -que durante el año 1959 y los dos anteriores filmaría la nada despreciable cifra de veintitrés títulos- ofrece en El hombre y el monstruo una interesante relectura de la historia del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, entremezclando, a su vez, la insania inherente a la psique del protagonista -aquí un reputado profesor de piano clásico- con su sublimación física mediante la transformación en un ser monstruoso, de claras reminiscencias con la figura mitológica del hombre lobo. Escrita por Alfredo Salazar y Raúl Zenteno, la historia se sigue con interés de principio a fin y tiene la virtud de acerar el trauma del protagonista a través del castigo de su mayor placer: tocar su composición favorita al piano le convierte en otro ser, haciéndole perder por completo el control y convirtiéndole en un deshumanizado asesino; así, y por culpa de un fatal pacto con el diablo, se sabe condenado a errar de por vida, obligado a enseñar a los demás aquello con lo que él se siente más libre, y todo bajo la sola supervisión de una madre que ejerce un papel censor y autoritario hacia el exterior, con el fin la improbable protección de su vástago. Como elemento detestivesco y no por rutinario menos necesario gancho para el descubrimiento de esta terrible realidad aparece el personaje interpretado por el también realizador y colaborador de Baledón, Abel Salazar.

Baledón entrega una cinta filmada en un estiloso blanco y negro, que juega con las sombras y los múltiples arcos y recovecos de la casa interior donde se alojan los protagonistas, usualmente filmados en planos picados y mediante planificaciones anguladas, para dotar de una ambientación cuasi expresionista a su película, lo que sumado al carácter inmortal, de maleficio insurrecto y crueldad soterrada, que impregna el relato, dotan al conjunto de una notable cualidad fatalista y una suave pátina fantástica pese a lo atroz de su representación en el seno de la realidad cotidiana. Una realización no exenta, todo sea dicho, de un cierto tono demodé, visible, sobre todo, en los rutinarios efectos especiales usados para reflejar las espantosas transformaciones que sufre Samuel, radicados en la sucesión de varios planos -no demasiado rápidos- que revelan los sucesivos maquillajes a los que es sometido el actor. Una rémora aunque llamativa no tan grave como para truncar el efecto encantador de una película hecha, claro está, al amparo de un escaso presupuesto y que aúna crimen, terror, pasión, investigación, acción y mito en su interior. Un cóctel nada desdeñable con un exquisito gusto por la cultura clásica y con aroma a cine producido desde las entrañas.

El hombre y el monstruo contraportada DVD

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