Las mejores películas estrenadas en 2016

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diciembre 31, 2016 por Roberto García-Ochoa Peces

2016 toca a su fin y es hora de realizar el pertinente repaso anual. En lo que a estrenos cinematográficos se refiere, ha sido un año cargado de títulos potentes (con especial fortuna en el género de la animación, y no únicamente la proveniente de Japón), aunque algunos de ellos sean en realidad producciones anteriores que han tardado en ver la luz. Un síntoma tristemente común y que afecta a buena parte de la producción de cine independiente y de autor, dificultando, de esta manera, el acceso al visionado de ciertas obras de indudable interés al cinéfilo de a pie. No obstante, aquí va una lista (otra más, exclusiva del que suscribe estas líneas) con algunas de las mejores películas que han llegado, con más o menos repercusión y recorrido, a las salas comerciales de nuestro país a lo largo de este languideciente 2016.

The Neon Demon y The Witch, mejores películas del 2016

 

10 – La llegada (Arrival, Denis Villeneuve; EE.UU., 2016; Fecha Estreno: 18-11)

Cartel español de La llegada (Arrival), de Denis VilleneuveLa última película del canadiense Denis Villeneuve no hace sino confirmar su incuestionable capacidad detrás de las cámaras, algo que ya dejó entrever en obras de la magnitud de Incendies (2010) o Enemy (2013), entre otras. En Arrival plantea una ambiciosa e iluminadora epopeya de ciencia ficción que bebe con inteligencia de algunos tótems del género para lanzar un mensaje de aviso a toda la humanidad: el de la capital importancia del lenguaje, capaz de derribar fronteras y razas con el fin de la (feliz) comunicación. Emoción visual, sostén rítmico y un emotivo discurso en torno a la irreversibilidad de los sentimientos y el afán de superación personal son los canales narrativos sobre los que se sustenta esta importante obra del 2016. Un enjundioso aperitivo para la gran prueba de Villeneuve: Blade Runner 2049, secuela del mítico filme que Ridley Scott dirigiera en 1982.


 

9 – Carol (Todd Haynes; Reino Unido, EE.UU., Australia, 2015; F.E.: 5-02)

Cartel español de Carol, de Todd HaynesTodd Haynes filma en Carol un retrato íntimo. El de la pasión verdadera que se desata entre dos mujeres en una época donde el amor estaba restringido a promoverse (y realizarse) entre individuos de distinto sexo. Basándose en la novela homónima publicada por Patricia Highsmith en 1989 -si bien aparecida cuarenta y ocho años antes bajo el título de «El precio de la sal», firmando entonces la autora como Claire Morgan por temor a las represalias ante el destape de un tema tan comprometido-, la versión fílmica estrenada este año hace justicia poética a la obra original, y vuelve a poner de manifiesto la admiración que su director siente por el melodrama de los años cincuenta y, en concreto, por la figura de Douglas Sirk, ya visible en Lejos del cielo (2002). Una preciosa fotografía recorre las imágenes de esta obra inundada de pasión y arrebatadora estética, impecablemente interpretada por Cate Blanchett y Rooney Mara.


 

8 – El extraño (Goksung, Na Hong-jin; Corea del Sur, EE.UU., 2015; F.E.: 18-11)

Cartel español de El extraño (The Wailing), de Na Hong-jinNa Hong-jin –The Chaser (2008), The Yellow Sea (2011)- ofrece una brillante y reposada suite criminal que empapa al espectador de la inopinada brutalidad de orden atávico que emerge en el seno de una localidad rural. Su contención narrativa, su ritmo moroso y bien estudiado para explotar en el momento preciso, la belleza de su fotografía, capaz de transmitir amenaza a través de una lluvia frondosa o de un paraje desolado, sus golpes de humor como fieles transmisores de la idiosincrasia cultural de un pueblo y el símil de la rivalidad política de dos países (Corea y Japón), las eficientes interpretaciones del reparto y, por fin, la violenta e incontrolable irrupción de una magia negra de poder contaminante, objetivo caprichoso y efecto devastador sobre una sociedad empobrecida y contra la que apenas es posible oponer resistencia desde la racionalidad, vienen a conformar una de las películas más notables de la temporada.


 

7 – Caballo dinero (Cavalo Dinheiro, Pedro Costa; Portugal, 2014; F.E.: 23-09)

Cartel español de Caballo dinero (Horse Money), de Pedro Costa

Cavalo Dinheiro es Caballo Dinero, y este es el iluminador nombre del animal que Ventura, nuestro héroe protagonista que conocimos en Juventude em marcha (2006), abandonó años atrás; apenas un recuerdo difuso y borrado en su práctica totalidad. Mirando bien, quizás pueda llegar a distinguirse en alguna de las múltiples fotografías ajadas que se pasan como inicio del relato, cuales fotogramas de otro tiempo dispuestos a incorporarse al carrusel de imágenes en fúnebre movimiento que llegarán para describir físicamente ese paso del tiempo, auténtico motivo central de la película. Y sin embargo lo más importante es la palabra, que no deja de estar presente a lo largo del metraje, reclamando el valor de su mensaje sobre el espectador. Sólo mediante ella podrá volver a aprender qué significaba amar, y erradicar, por un instante, el horror de su conciencia. Y de las nuestras. Pedro costa entrega otra obra maestra que supura humanidad en cada uno de sus cuadros vivientes. Crítica completa.


 

6 – Los odiosos ocho (The Hateful Eight, Quentin Tarantino; EE.UU, 2015; F.E.: 15-01)

Cartel español de Los odiosos ocho (The Hateful Eight), de Quentin TarantinoSegundo western consecutivo de Quentin Tarantino tras Django desencadenado (2012), el inefable realizador vuelve a la carga en su incansable ejercicio de apasionada cinefagia y entrega una obra magna que acrecienta la tensión con el paso de los minutos hasta su sangrienta explosión final. Una suerte de teatro filmado que se inspira en el famoso relato «Diez negritos» de Agatha Christie pero que bajo el filtro único del de Tennessee se convierte en una elaborada (y referencial) montaña de sensaciones escalada con gozo y no poco grado de peligrosidad. Filmando la rica dialéctica interior de su grupo de personajes -así como los impresionantes paisajes nevados de Colorado- en el desaparecido y «glorioso» formato de Panavision, Quentin Tarantino vuelve a poner de manifiesto que el cine, para él, no es sino el más maleable de sus juguetes, convirtiéndolo en su favorito. Bendito regalo.


 

5 – Paterson (Jim Jarmusch; Francia, Alemania, EE.UU., 2016; F.E.: 7-12)

Cartel español de Paterson, de Jim JarmuschDebemos alegrarnos de la existencia de un cineasta como Jim Jarmusch. La quintaesencia del artista superviviente pese al radical ejercicio de independencia creativa que lleva demostrando con cada una de sus obras desde hace casi cuarenta años. Paterson es su nueva y natural expresión de desarraigo, y lleva por nombre, precisamente, el de otro artista, en este caso un poeta. Un tipo anónimo que conduce autobuses y que, entre descansos, almuerzos y charlas de rutinaria felicidad con su pareja, escribe poesía. Poesía de la normalidad, claro está. La que emana de la ciudad del mismo nombre ubicada en Nueva Jersey (EE.UU.) y que inspiró la obra homónima escrita por el poeta William Carlos Williams a mediados del siglo pasado. Una extraordinaria película, de las que consiguen calar en el subconsciente colectivo por su compleja sencillez.


 

4 – El cuento de la princesa Kaguya (Kaguyahime no monogatari, Isao Takahata; Japón, 2013; F.E.: 18-03)

Cartel español de El cuento de la princesa Kaguya, de Isao TakahataLa animación japonesa está de luto desde el anuncio del cese de la producción por parte del famoso Estudio Ghibli, de donde han nacido auténticas obras maestras de la animación (y, por ende, del cine) desde su fundación en 1985 de la(s) mano(s) de Hayao Miyazaki e Isao Takahata. Sus dos últimos títulos, curiosamente, compartieron fecha de estreno en España: la estupenda El recuerdo de Marniede Hiromasa Yonebayashi, y El cuento de la princesa Kaguya, dirigida por el segundo de los maestros citados. Es esta una obra de una hermosura pictórica arrebatadora -está pintada con carboncillo y acuarela- y de efecto sencillamente inmarcesible, que ilustra la longeva historia del país del sol naciente a partir de su mágica niña protagonista, símbolo del misterioso e inasible poder de la tradición de una sociedad y una cultura que son de otro mundo. Belleza en estado puro.


 

3 – Francofonia (Francofonia, le Louvre sous l’Occupation, Aleksandr Sokurov; Francia, Alemania, Holanda, 2015; F.E.: 3-06)

Cartel español de Francofonia, de Aleksandr SokurovNo son de extrañar las cualidades cinematográficas (y artísticas) visibles en la última cinta del ruso Aleksandr Sokurov. Son más de cuarenta años de carrera a lo largo de sesenta realizaciones, aunque solo una decena de largometrajes haya trascendido. En Francofonia continúa la senda que emprendía El arca rusa (2002), pero cambiando el escenario -el museo Hermitage por el Louvre- y las formas de representación. Ya no necesita de un único (y vigoroso) plano secuencia; su nuevo artefacto fílmico se descompone en múltiples géneros -que van de la ficción histórica al documental realista (y recreado), pasando por las imágenes de archivo o el biopic– que se reflejan, entrelazan y conjugan para conformar un relato apasionante y didáctico sobre la compleja mecánica de las relaciones de poder, pensado bajo una inteligencia crítica superior y felizmente juguetona. Por algo se le califica como el heredero de su compatriota Andréi Tarkovski. Palabras mayores.


 

2 – El hijo de Saúl (Saul fia, László Nemes; Hungría, 2015; F.E.: 15-01)

Cartel español de El hijo de Saúl, de László NemesIncreíble debut en el largometraje de László Nemes. El realizador húngaro -ayudante de dirección de su compatriota y maestro Béla Tarr- configura un sobresaliente ejercicio de inmersión cinematográfica, valiente en su puesta en escena y de una consciente complejidad en su desembocadura moral. Todo lo que esté más allá del rostro del protagonista queda fuera de foco desde el plano inicial, y así solo intuimos lo que permanece al fondo, que no es sino el espanto de los cuerpos apilados en conjunción con el atronador sonido de la muerte producido por la maquinaria nazi. Una sensación de constricción apuntalada desde el formato cuadrado de la imagen, que desprecia los márgenes para concentrarse en lo esencial. La demostración tácita de que puede (y debe) promoverse la ética en la estética. Crítica completa.


 

1 – La bruja (The VVitch: A New-England Folktale, Robert Eggers; EE.UU., Canadá, Reino Unido, Brasil, 2015; F.E.: 13-05) / The Neon Demon (Nicolas Winding Refn; EE.UU., Dinamarca, Francia, 2016; F.E.: 23-11)

Cartel español de La bruja (The Witch), de Robert EggersCartel español de The Neon Demon, de Nicholas Winding Refn

Lo más alto del podio está forzosamente dividido en dos partes. Dos propuestas radicales y diferentes, pero que comparten una conexión íntima que hace imposible desligarlas. Se trata de abordar un tema tan espinoso como el del satanismo desde un ámbito moderno, a partir de una visión actual y desatada de los prejuicios morales imperantes. De ahí la (capital) importancia de estas dos obras que nadan a contracorriente con el objetivo de encontrar la verdad en las turbias aguas que proponen sus imágenes.

Por un lado, el debutante (otra celebración más) Robert Eggers bebe del pasado para anunciar el futuro en La bruja, y entrega una sorprendentemente madura y bien cuajada cinta de terror a la antigua usanza, esto es, consiguiendo acongojar a partir de la interiorización de un relato que entrega el alma de sus personajes a cambio de la más absoluta belleza fotográfica; un jugoso caramelo fílmico, verdaderamente envenenado y de designio fatalista, como el más grave de los pecados carnales. Del otro extremo, el ya veterano realizador danés Nicolas Winding Refn, afirma un producto audiovisual simplemente impecable que se sirve del mundo de la moda y su vampirizadora estética para desvestir el cuento definitivo sobre la brujería y su poder de corrupción y devoración corporal; como si la Condesa de Báthory resucitara en pleno siglo XXI y emergiera en medio de las luces, los colores y las vestimentas de hoy, viéndose inundada de toda una soterrada y, sin embargo, elocuente simbología de carácter ocultista que solo puede promoverse (e interpretarse) desde un conocimiento alejado del convencionalismo, rechazando de pleno las mieles de la superficialidad con que se anuncia. Dos películas que comparten un discurso irrompible y transgresor, exaltado desde una excelsa belleza formal.

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